El resultado del documento que se
encuentra disponible en la página web de la AAP (www.aap.org.pe) es un estudio que recoge las experiencias
exitosas sobre educación vial en países como Bélgica, Francia, Países Bajos,
Noruega, Colombia y Chile.
Asimismo, recopila información de estudios
importantes de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Banco Mundial (BM)
y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), entre otros, referente a los
costos asociados a las deficiencias en el sistema de transporte de los países
de todo el mundo.
El objetivo, indicó Alberto
Morisaki, es dar a conocer campañas exitosas de otros países sobre
educación vial, que se hayan mantenido en el tiempo y que hayan dado buenos
resultados. Para ello es necesario contar con campañas de educación vial bien estructuradas, y
que sumen esfuerzos tanto del sector público, privado, como de la ciudadanía en
general, aumentan las posibilidades de éxito, con el impacto positivo en la
población que eso significa. Los problemas asociados al transporte son
múltiples y enfrentarlos requiere estrategias de diversa índole. “Como país, sería fundamental tomar estas experiencias, replicarlas y
establecer como política pública la seguridad vial en el Perú”, añadió.
Estos datos de la PNP que han sido recopilados en el
Observatorio de la AAP (https://aap.org.pe/estadisticas/observatorio-aap/) muestran que, además de los problemas asociados al transporte, la
inadecuada infraestructura, la falta de fiscalización, el desconocimiento de la
población sobre normas viales o la falta de la aplicación de valores y
comportamiento de los ciudadanos , entre otros, genera una serie de
dificultades que sumadas terminan afectando la calidad de vida de las personas
y generando costos de diversa índole.
Por esta razón, mencionó Morisaki, es importante que la
educación vial sea incluida en el currículo escolar. “Hemos visto que, en otros
países, en los colegios se incluye el curso de educación vial; por ello, la AAP
pone a disposición del Ministerio de Educación (MINEDU) a sus técnicos para que
juntos puedan elaborar una propuesta para incluirlo en el currículo nacional
escolar”.
Asimismo, reiteró que desde la AAP también están
dispuestos a trabajar de la mano con el Ministerio de Transporte y
Comunicaciones (MTC). “Estamos a disposición del Gobierno para desarrollar
campañas de seguridad vial ya que contamos con los técnicos y expertos de la
materia”, acotó.
Es importante recalcar que dicho informe, es de acceso al
público en general y estará disponible tanto para autoridades del sector, catedráticos,
medios de comunicación, estudiantes, así como para toda la ciudadanía.
EJEMPLOS
La educación se suele dirigir hacia grupos de alumnos y
por lo general en el entorno escolar, mientras que las campañas de comunicación
desean a la larga provocar un cambio de conducta, suelen estar dirigidas hacia
la ganancia de conocimientos sobre un problema de seguridad vial o hacia el
cambio de actitudes respecto a un comportamiento en la vía en concreto, por ejemplo,
el alcohol al volante o el exceso de velocidad.
Así, una de las campañas más atractivas que la AAP ha
identificado es la que se implementó en Bélgica, llamada BOB. Este esfuerzo
comunicacional se viene realizando desde 1995 y ha tenido tan buena acogida que
los demás estados miembros de la Unión Europea la han replicado o adaptado. Bob
es el nombre de una persona que no consume bebidas alcohólicas cuando tiene que
conducir y que deja a sus amigos sanos y salvos en sus casas.
El objetivo es convencer a la gente de que no conduzca
cuando bebe, y lo que se busca es que conducir luego de haber consumido bebidas
alcohólicas sea socialmente inaceptable. Esta campaña presenta elementos
permanentes (por ejemplo, la página web de Bob, la furgoneta de Bob, folletos,
colgadores, camisetas) y elementos periódicos (por ejemplo, vallas
publicitarias en carreteras y publicidad en TV y/o radio).
Chile, nuestro vecino país del sur, a través de la Comisión
Nacional de Seguridad de Tránsito (CONASET) del Ministerio de Transportes puso
en marcha la campaña “Manéjate por la vida”. Este esfuerzo comunicacional fue de
carácter nacional y tuvo como principal objetivo a los jóvenes de 15 a 29 años,
ya que se identificó que en dicho grupo los accidentes de tránsito constituyen
la segunda causa de muerte; y a niños, debido a que son los que más fácilmente
adoptan nuevas conductas.
Bajo estos cuatro pilares: alcohol en la conducción;
velocidad; uso adecuado de luces vehiculares y de elementos preventivos, se
buscó abordar estas problemáticas a través de la prevención de forma positiva y
cercana a los ciudadanos planteando campañas que se desarrollan dentro del
programa.
Ambas campañas fueron muy bien
valoradas ya que alrededor del 35% de las personas indican que han seguido las
recomendaciones de Bob y alrededor de dos tercios de la población dicen conocer
a alguien que “actúa como Bob”. Durante la campaña (información y control) el porcentaje
de conductores que han bebido desciende a alrededor de 4%.
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